“Vuelve a tu país con tu puta madre, bastardo” fue la frase que le dirigió un aficionado, un ultra con antecedentes, a Eric Cantona que se fue directo hacia la grada y le propinó una patada voladora al aficionado del Crystal Palace.
Le costó nueve meses de sanción, 120 horas de trabajos comunitarios y 30.000 euros de multa. Eric Cantona, según declara en varios medios de comunicación, jamás se arrepintió de aquel suceso, es más, lo describe como uno de sus mejores momentos. “He vivido grandes momentos en mi carrera, pero el mejor fue cuando le di la patada a aquel fascista”, explicó. Una imagen icónica que apela a su consciencia de clase: “Vengo de una familia de inmigrantes y rebeldes, de soldados y trabajadores, soy quien soy por mis raíces. Me hubiera encantado patearle aún más fuerte”, sentenció.
Sus abuelos escaparon del franquismo, huyendo de España en 1939. Su abuelo materno era de Barcelona y luchó contra Franco. Al final de la guerra, estaba en busca y captura, decidió escapar de la ciudad, fue a buscar a su novia y le preguntó si le seguiría, ella aceptó, llegaron caminando a un campo de refugiados en Argelès-sur-Mer”.
Cantona ha sido uno de los mejores futbolistas de la historia y uno de los grandes rebeldes del fútbol, marcado por sus orígenes. Fue un ídolo del Manchester United, su fichaje llenó de éxitos las vitrinas de los diablos rojos que llevaban 26 años sin títulos ligueros antes de su llegada.
Se retiró joven, a los 30, con las ideas claras: “He sido profesional 13 años, demasiado tiempo, quiero hacer otras cosas en la vida, siempre quise retirarme en la cima”.
Le siguió una prolífica trayectoria como actor, menos controvertida que la de futbolista, minada de polémicas.
